La Iglesia católica en Dublín encubrió décadas de abuso a menores cometidos por sacerdotes debido a que los obispos querían proteger la reputación de la diócesis a expensas de las víctimas, informó el jueves una comisión después de una investigación de tres años de archivos religiosos previamente secretos.
Las víctimas de abusos elogiaron la publicación del informe sobre el modo en que la arquidiócesis de Dublín -sede que representa una cuarta parte de los cuatro millones de católicos en Irlanda- manejó los casos de abuso infantil entre 1975 y el 2004.
Pero agregaron que el gobierno y los jerarcas de la Iglesia tenían todavía mucho camino por delante para indemnizar a las víctimas.
El gobierno dijo que la investigación "demuestra claramente que una perversión de poder y abuso de confianza sistemáticos y calculados recayó sobre niños indefensos e inocentes en la arquidiócesis''.
"Los autores deben seguir respondiendo ante la justicia, y el pueblo de Irlanda debe saber que esto no puede volver a suceder jamás'', dijo el gobierno, que también se disculpó por la falla del estado en responsabilizar ante la justicia a las autoridades de la Iglesia.
Es el segundo informe importante ordenado este año por el gobierno para explorar cómo y por qué las autoridades irlandesas permitieron el abuso generalizado de niños y niñas a manos de la Iglesia católica durante la mayor parte del siglo XX, el escándalo más grave en la historia de la Irlanda independiente.
El informe del jueves de 720 páginas -entregado al gobierno en julio- analiza los casos de 46 sacerdotes contra quienes se interpusieron 320 denuncias. Los 46 fueron elegidos entre más de 150 sacerdotes de Dublín involucrados en vejaciones o violación de niños y niñas desde 1940.
El informe designa por nombre a 11 sacerdotes que fueron condenados por abuso de menores.
Pero otros 33 fueron aludidos sólo por alias, y los nombres de otros dos fueron tachados después que el Alto Tribunal de Dublín falló que la publicación afectaría sus posibilidades de recibir un juicio penal justo.
Los investigadores dedicaron tres años a revisar más de 60.000 legajos de la Iglesia de Dublín otrora secretos. Los entregó el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, un veterano diplomático del Vaticano designado en Dublín en el 2004 con la responsabilidad de hacer frente al escándalo de una vez por todas y de manera definitiva. En el archivo había más de 5.500 legajos que el antecesor de Martin, el retirado cardenal Desmond Connell, trató de mantener encerrados en la caja de seguridad privada del arzobispo.
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