DEJENME ENVENENARME EN PAZ

Recién leía en este blog un comentario sobre la “legalización de las drogas” y todo iba bien hasta que llegué a este párrafo:

“beneficios....

que los impuestos que beneficiaran al pais, y que acabaremos con los narcos asesinos, y todo lo demas.. SEÑORES... porfavor reaccionen, eso no se va a acabar, solo pasara una cosa si dicha ley se aprueba, sabremos quienes nos estan envenenando y lo peor es que gracias a la misma, no los podremos agarrar...se reirán en nuestras caras...”

Primero, dejando de lado que es absolutamente cierto que los impuestos beneficiarían al país, y que los asesinatos por narcotráfico se acabarían, hay que señalar un punto importante que son las garantías individuales las cuales señalan que en México: “todos podemos pensar, decir, oír, escribir o hacer lo que queramos siempre que no dañe a los demás”.

Hacer lo que queramos incluye consumir drogas potentes hasta los huesos siempre que no dañemos a los demás. Señores yo he usado diversas drogas desde los 17 años y nunca he robado por conseguir drogas, nunca he matado, ni he estado en la cárcel, durante la universidad fui un alumno sobresaliente, soy un trabajador responsable y reconocido en mi comunidad laboral y universitaria. Y lo soy porque nunca me he metido con nadie, porque siempre he sido respetuoso, drogado o no, de el derecho ajeno a hacer su vida un papalote.

Aquí podrán decir dos cosas, no todos son como tú y la segunda, sólo te estas envenenando. A la segunda les diré que vuelvan a leer mas arriba sobre las garantías individuales y que me dejen en paz, a lo primero explicaré, la gente es destructiva por naturaleza; que se sienten mal, beben alcohol y hacen desmanes, que se sienten bien, beben alcohol y hacen desmanes. El problema no es el alcohol, o las drogas, es la gente.

En el mismo articulo yo leía que “esto se solucionaría matando a todos los drogadictos…” claro, yo también podría decir que esto se solucionaría matando a toda la gente estupida que le da mal nombre a los drogadictos. Pero la misma afirmación es estupida, pues no todos los que usamos drogas somos adictos.

Primero, si somos estrictos en los usos semánticos (que para eso están) y buscamos en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, encontraremos que una droga es:

“droga.

(Del ár. hisp. *ḥaṭrúka; literalmente, 'charlatanería').
1. f. Sustancia mineral, vegetal o animal, que se emplea en la medicina, en la industria o en las bellas artes.
2. f. Sustancia o preparado medicamentoso de efecto estimulante, deprimente, narcótico o alucinógeno.
3. f. medicamento”.



“Sustancia o preparado medicamentoso de efecto estimulante” con esto debemos entender que hay, muchas cosas que son drogas, como el alcohol, la nicotina y la poco satanizada cafeína entre otras menos comunes. Ahora, para completar nuestro concepto busquemos la definición de adicto:

“adicto, ta.
(Del lat. addictus).
1. adj. Dedicado, muy inclinado, apegado. U. t. c. s.
2. adj. Unido o agregado a otro u otros para entender en algún asunto o desempeñar algún cargo o ministerio. U. t. c. s.
3. adj. Dicho de una persona: Que está dominada por el uso de alguna droga o por la afición desmedida a ciertos juegos”.

Entendemos entonces por un drogadicto una persona con inclinación y/o apego hacia las drogas.

Entonces según el articulista al que cito, pues tendríamos que matar a todos los que usen medicamentos de por vida para mitigar los dolores físicos que pueden ser acarreadas por accidentes, o disfunciones neurológicas. Hay quienes usan las drogas para calmar los dolores físicos, y hay quines las usamos para calmar los dolores del alma.


Ahora, el mismo reconoce que si se mataran a todos los “drogadictos”, “seria acabar con mas de la cuarta parte de la población del pais...” yo diría que hasta mas.

El total de la población del país según el conteo de la INEGI en el 2007 es de 103,263, 388, la cuarta parte (siempre según la calculadora de mi pc)
258,158, 47 ósea, si, seria una hecatombe. Pero hay una solución sencillísima a todo este problema, las leyes, contrario a lo que se piensa o practica en nuestro país, están para servir al pueblo, no para reprimirlo.

Si el pueblo mexicano quiere drogarse, cambien las leyes para que lo hagamos de forma segura y controlada en espacios específicos y con regulaciones de calidad, salubridad y garantías.

Esta es una democracia (o al menos se supone) y en una democracia la voz del pueblo es la voz de Dios, como decían los griegos, y creo que 258, 158, 47, voces son suficientes como para que se tome en cuenta nuestro derecho constitucional de envenenarnos con lo que se nos antoje, de forma licita, segura y controlada.

Como el autor del artículo aquí mencionado decía, la solución es la educación, sin embargo, él se enfoca mas a “alejar a las personas de las drogas” que a enseñarles a las personas que lastimar a terceros drogado o no, es malo.

También señala que el negocio existe gracias a quienes “a quienes están esclavizados”, pero como señalaba, yo uso drogas y no me siento esclavizado. Las drogas son para mitigar el dolor, si se quiere, para recreación si lo prefieren ver así, no para ser esclavizados. Si usas drogas y te esclavizan, entonces el problema no es de las drogas, es tuyo por no tener la fuerza de voluntad de controlarlas, o es culpa de la sociedad por no enseñarte a usarlas correctamente. Yo lo asocio mas bien a la madurez personal, cuando uno tiene claras y fijas sus propiedades en la vida, no hay droga, cosa o mujer, que se interponga entre uno y ellas.

Nuestro articulista señala que “que reformen la ley de salud para permitir eso es una tontería, no estar informado de todo lo que acontece es una estupidez...”. Que reformen la ley de salud o no, es intrascendente, porque como señalé, es una libertad constitucional hacer con migo mismo lo que me plazca. Achacar los problemas sociales al manejo de drogas no es más que la búsqueda de chivos expiatorios de una sociedad ya decadente (y no me refiero estrictamente a la mexicana sino a la actual sociedad occidental).

Yo uso drogas, y casos como el mío conozco muchos, también conozco muchos casos que terminaron en tragedia, pero esos han sido por la falta de tolerancia, guía, ayuda y aceptación de las personas, y su exceso de estupidez, que como ya se dijo antes “según el canoso de Einsten esta no tiene límites...”